Causas de la dependencia emocional
En un artículo anterior analicé las características de la personas dependientes emocionalmente. Si es tu caso, es posible que te preguntes por qué te pasa esto, cuáles son las causas por las que te comportas así y por las que te sigues haciendo esto a ti mismo, a pesar de saber que no te lleva a la felicidad.
Todos somos dependientes en nuestros primeros años de vida, que es cuando se conforma el apego. Es responsabilidad de los adultos que te rodean cubrir tus necesidades afectivas. De un niño con carencias, puede surgir, pues, un adulto con dependencia emocional. Buscará de forma casi constante fuentes externas de afecto que compensen sus carencias emocionales, perpetuándose este patrón casi del mismo modo que la adicción al juego. Me explico: el adicto sigue echando monedas en la máquina (buscando afecto desesperadamente) porque «le compensa» que de vez en cuando le toque el premio (sentir que sus necesidades afectivas están cubiertas).
Hay dos causas más a tener en cuenta a la hora de explicar el desarrollo de la dependencia emocional. La primera de ellas es una autoestima baja, basada más en apreciaciones externas que en las tuyas propias. Y la segunda tiene que ver con las influencias culturales, sociales y de educación, que son más difíciles de controlar y cambiar.
¿Por qué me sigue ocurriendo?
La personalidad, pautas de conducta y formas de relacionarte que hayas adquirido en la infancia son difíciles de cambiar (ojo: no imposibles). Llevas años practicándolas y las tienes más que aprendidas.
Si manifiestas una clara dependencia emocional probablemente las personas que te rodean terminen alejándose de ti, ya sea por tu baja autoestima o porque demandas demasiado afecto, atención, aprobación y compañía. En este caso, te aferras con más fuerza a «los que te quedan» para que cubran tus necesidades emocionales.
Además es posible que tengas una pauta en lo que los psicólogos llamamos «elección de objeto». Es decir, te sientes atraído y tienes relaciones de pareja con el mismo tipo de personas, que suelen caracterizarse porque:
- Los idealizas. Les supones ciertas características positivas que es posible que ni siquiera existan.
- Tienen una autoestima a prueba de bombas y se tienen bastante idealizados a sí mismos. Creen que tienen cualidades y habilidades que el resto del mundo no posee.
- Son narcisistas.
- Son emocionalmente distantes.
- Son egoístas.
- Les cuesta trabajo ponerse en el lugar de los demás.
Es decir, son todo lo contrario a ti.
Como seguramente ya hayas tenido relaciones con personas de un perfil parecido, su comportamiento es predecible para ti, sabes lo que va a pasar, cómo va a reaccionar, qué debes esperar. Esto es: dado tu historial de relaciones, consideras normales cosas que no lo son.
Estableces relaciones asimétricas, en la que tu papel siempre es el subordinado. Sin embargo, no lo haces para garantizar el bienestar de tu pareja, sino como medio para asegurarte de que no te abandone.
Este tipo de relación, obviamente, no satisface tu necesidad de amor. No hay un intercambio igualitario de afecto. Así pues, no llenas tu déficit emocional con esa persona. Se produce la ruptura. La vives como un auténtico trauma. Tus necesidades siguen sin verse satisfechas. Buscas otra pareja… Y terminas metiéndote en un círculo vicioso.
No pierdas la esperanza. Para. Rompe el círculo. ¡Empieza a construir tu felicidad! Con algo de trabajo por tu parte y si fuera necesario, con un poco de orientación profesional, puedes cambiar tu vida.
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